lunes, 22 de junio de 2009

El Nuevo Mundo


La labia de los políticos nos confunde y enreda, y terminamos siendo las ratas exclavizadas por la dulce melodía que emite su atractivo vocablo;

sin darnos cuenta perdemos la vida, nos inundamos de esperanza y como ganado nos dejamos guiar al matadero...

Somos el hazmerreír de los burócratas; el espectáculo que alivia sus intereses desmesurados y egoístas...

Pero como si fuera una enfermedad terminal, solo nos damos cuenta de la trampa que nos han tendido, cuando los síntomas se hacen más allá de visibles, dolorosos;

cuando nos afecta directamente y despertamos del sueño (alimentado por exquisitas palabras),

a una realidad intachable, seca como el desierto, que nos va ahorcando cada vez más, mientras terminamos de abrir los ojos...

Siempre ha pasado, y cuando se supone que todo iba a mejorar con la supuesta emancipación del HOMBRE sobre Dios; fue el quiebre para que todo se viniera abajo;

era más bonito cuando Dios controlaba nuestra razón, aunque fuera un tanto exclavizante; pero no tan brutalmente como nosotros hemos intentado manejar ese maravilloso don;

así que en vez de utilizar esas llamas para satisfacer nuestras reales necesidades y de alguna manera evolucionar mediante el desarrollo del conocimiento,

nos hemos quemado como niñ@s que acaban de conocer el fuego mediante el juego; y como nadie nos enseña a manejarlo, lo utilizamos a nuestro antojo, incluso contra nosotr@s mism@s...

Es inmaduro, pero en la actualidad todo trasciende un poco más.

Se supone que si nos quemamos, ese conocimiento se hereda a través de símbolos; sin embargo nos rendimos, nos da pereza pensar y actuar; la musica nos influye, las personas se dan cuenta de que aquí algo anda mal e intentan manifestarlo a través del canto...

Y en vez de hacer algo para mejorarlo, se suprimen en la depresión o se convierten en rebeldes sin causa, o peor aún: miran pero no ven, oyen pero no entienden.

No basta con concientizarse de que masacran animales, sumergen a la gente en la miseria, destruyen naciones enteras por el gozo de unos cuantos; hay que cambiar también nuestros hábitos, hay que organizarse, hay que unirnos(eso va para las contadas personas con conciencia)...

Pero hay muchos que aún nos dejamos arrastrar por la corriente, por la falta de sentido de pertenencia; por preferir la vida fácil; por ver nuestro camino como algo fugaz sin trascendencia... pero BASTA!! no más, aún la cura se puede inyectar, aún podemos abrir los ojos y vivir; pero si los mantenemos cerrados, quizás pasemos del sueño a la muerte sin saber nunca que es vivir...

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